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¿Acaso los hombres que aman de verdad se han acabado con el pasar de las décadas? ¿O tal vez las generaciones que hemos crecido con los fantasiosos príncipes de Disney tenemos estándares demasiados altos?
Sea una u otra por mi lado estoy segura de que no pido mucho, soy realista; no quiero alguien que me trate con guantes de seda todo el tiempo, no quiero flores todas las mañanas, ni chocolates empalagosos, tampoco quiero mentiras piadosas acerca de mi aspecto cuando sé que luzco fatal.
Quiero en mi vida a un hombre que no le tema al amor, que sepa lo insoportable que puedo llegar a ser, que se exaspere con mis momentos intensos y que no tema decirme lo irritable que soy, que sepa que no puedo ser perfecta y que tampoco quiero intentar serlo, pero que a pesar de todo me ame así, que no quiera cambiarme, ni más gorda, ni más flaca, ni más atlética ni más intelectual; que quiera mi esencia.
Porque se torna tan complicado encontrar a un hombre semi decente que no quiera cambiarte y entienda que no eres perfecta y tampoco necesitas que él lo sea, que no necesita tener dinero siempre que va a verse contigo y que también puedes pagar la cuenta.
Yo me atrevo a decir y sin ánimo de sonar extremamente feminista que el problema no radica en los estándares Disney, ni las exigencias femeninas, ni si quiera en la patanería de los hombres; el problema se reduce a que las personas especialmente los hombres se han vuelto perezosos a la hora de conquistar.
¿Si les gusta alguien que problema tiene demostrarlo o decirlo? Muchas personas dejarían de sufrir y serian felices con algo tan simple y elemental. No se necesitan cenas románticas, chocolates suizos y cursilerías sobrevaloradas, por mi parte solo me gustaría un poco de valor y sinceridad, que un hombre deje los rodeos y desnude su alma, que sea claro y seguro, que solo quiera estar conmigo por mis defectos, por mis cualidades…por MI