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Y ahí estaba yo, presumiendo tener la relación perfecta en un mundo perfecto, creyendo que todo puede ser color de rosa y que el amor lo puede todo, porque… ¿El amor mueve el mundo no?. A veces me pregunto qué tan cruel puede llegar a ser esa mentira aparentemente inofensiva.
El amor mueve el mundo, el amor lo puede todo, todo se cura con amor… amor, amor, amor. Soy una enamorada del amor, pero ¿acaso el amor no se comporta como el más inocente y cruel crédulo? Esperando cambiar corazones, mejorar situaciones y cegando lo evidente.
Suelo criticar a las personas totalmente racionales que antes de salir con alguien estudian que tan nocivo o beneficioso puede ser para sus vidas pero a veces me cuestiono ¿acaso no les ahorra dolor, tiempo e ilusiones?.
Personalmente estoy muy lejos del amor racional, yo me enamoro, si no funciona insisto y si falla de nuevo creo que en algún momento si soy perseverante, tierna y lo doy todo de mi funcionará, porque al fin y al cabo es el perfecto señor amor del que hablamos ¿no? El que nunca falla y todo lo puede.
Tristemente como todos los señores, el señor amor no es perfecto y no todo lo puede, ni todo lo cura, a veces el amor no es suficiente, a veces nada es suficiente.
A veces solo queda llorar sobre la leche derramada, tragarse las palabras de amor perfecto que nunca fue y asumir que la perfección no existe, que es solo una mentira sobre maquillada, un cliché por el cual sufriríamos mil veces, la ilusión de muchos y la tortura de otros cuantos.