No hay tags aún.
Dolía, verte desde lejos dolía, sin embargo ahí estabas… tan lindo, tan sexy, tan irónicamente perfecto; y ahí estaba yo… tan idiota, tan herida, tan enamorada de una persona que ya no existía. Juro que quise correr, abrazarte y solo llorar, reclamar tus engaños, enfrentar tus mentiras, abofetear tu desinterés, gritar que eras el amor de mi vida, que sin nuestro amor mi vida se siente vacía… pero no pude, no debía… mi dignidad estaba lo suficientemente sucia con los pisotones de tu desamor.
Juro que podía morir de amor, me esforcé tanto en ser perfecta para ti, en saciar tus necesidades afectivas y hacerte sentir especial. Ser engañada era lo que menos esperaba, nos rompiste… ¡Me rompiste! ¿Pero qué importa no? Porque tú “te sientes bien, sabes lo que quieres y te esfuerzas para conseguirlo”, porque tu vida solo es frágil cuando yo estoy en ella, porque al carajo los demás todo siempre se trata de ti.
Me odié, luego quise odiarte para no odiarme más, luego rogué porque de alguna manera me amaras tanto como yo a ti y volvieras a luchar por mí, que de alguna extraña forma como en las películas solo tendrías que aparecer heroica y románticamente diciendo TE AMO y viviríamos felices por siempre ¿ qué idiota no?.
Después de tanto evitar mencionarlo y negárselo al mundo entero debo admitirlo… aún TE AMO, con tanta fuerza y empeño que hasta escribirlo duele…
Por ahí dicen que solo el amor duele así, pero el amor no debería causar dolor, no debería valer la pena, debería valer la alegría y desafortunadamente todos los días me doy cuenta que ya no vales ninguna de las dos en mi vida.
Apareciste en mi camino para no ser olvidado, para enseñarme que el amor más grande que debo sentir es el amor por mí misma, que nada es para siempre, que la perfección no existe y menos las relaciones perfectas, que las personas te mienten, te hieren y te olvidan, pero sobre todo aunque se me llenen los ojos de lágrimas al admitirlo, me enseñaste a amar con todo lo que soy, me enseñaste a amar los defectos de una persona tanto como sus virtudes, me enseñaste a sentir, a vivir...
No tenerte es difícil, y aunque el tiempo lo cura todo no parece facilitar las cosas según van pasando los días, te extraño a gritos, mi mente recuerda tu deslealtad, egoísmo e indecisión pero mi alma suspira por nuestros mejores momentos, por la seguridad de tus abrazos y el amor que de alguna forma me brindaban tus ojos.
Te superaré eso es seguro, dejaras de dolerme, dejaré de recordar nuestro fallido futuro con nostalgia pero siempre serás el amor de mi vida… mi hilo rojo ese destino que me aguarda pero que nunca será.