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Quien no ha oído alguna vez en su vida el tan popular dicho de “la suerte de la fea la bonita la desea”, para ser sincera no me considero la más bonita pero afortunadamente se puede decir que mis genes están bien distribuidos, considerando esto nunca había envidiado a una fea, o llamándola de una manera menos despectiva a una persona con bellez
a subjetiva fuera de los tan superficiales estándares sociales.
Retomando el tema, siempre había pensado que los hombres despampanantes con ideas más románticas que la casa perfecta que construyó Noah para Allie solo existían en las películas o en el mejor de los casos que solo habían unos 3 en el mundo y se los quedaban las más lindas y de buenas.
Pero mis queridos amigos mi tan coherente hipótesis fue totalmente desechada mientras me ponía verde de envidia(de la buena) al escuchar que a una de las chicas del trabajo con una de “las bellezas más subjetivas” el novio le propuso matrimonio EN PARIS, si como lo están leyendo, EN PARIS, y aunque suena a pura película cliché dirigida por Lasse Hallström, que eso pase en la vida real y además a una persona que al verla, uno ni siquiera se imaginaría que tiene novio o que lo ha tenido alguna vez en su vida supongo que nos devuelve las esperanzas a todo el gremio femenino.
En conclusión pese a que en todo lo anterior puedo sonar como una despectiva superficial, la moraleja de la historia es buena, no se vaya que esto se compone.
A la larga no se trata de que tan hermosa sea una mujer, lo cual es triste porque la mayoría pasa horas en el Gym tratando de lucir ahora no solo delgadas, también tonificadas, nalgonas, con abdomen plano y marcado invirtiendo dinero en cabello, uñas, pestañas … y cuanta cosa pueda existir con la esperanza de que algún día lograrán ser tan hermosas que alguien las querrá tanto que será un príncipe y las llenará de detalles, pero eso no pasará.
Creo que la suerte de “la fea” se centra en que podrá encontrar un amor genuino , y aunque no se la lleve hasta parís la podrá subir hasta la luna y no tendrá que tener una genética admirable para ello, a final de cuentas no debes centrarte en ser la más hermosa, céntrate en ser tan inteligente como para elegir a quien te lleve a tu propio parís.